También fueron excluidos componentes electrónicos como semiconductores, células solares, pantallas de televisión, tarjetas de memoria, entre otros.
La administración del expresidente Donald Trump anunció una importante exención arancelaria para una serie de productos tecnológicos provenientes de China, incluidos los teléfonos inteligentes, computadores y chips, en medio de una creciente preocupación por la caída sostenida de la confianza del consumidor estadounidense, que acaba de alcanzar su segundo peor nivel en más de siete décadas.
Según una guía publicada recientemente por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), dispositivos como smartphones, computadores portátiles, semiconductores, pantallas planas, unidades flash, tarjetas de memoria, unidades de estado sólido y células solares no estarán sujetos a los aranceles del 145 % impuestos por Trump a principios de este mes sobre productos fabricados en China.
La medida supone un alivio para empresas tecnológicas como Apple, que produce la mayoría de sus dispositivos —incluidos los populares iPhones— en fábricas ubicadas en territorio chino. De haberse mantenido el gravamen sobre estos bienes, compañías estadounidenses habrían enfrentado aumentos significativos en sus costos de producción, potencialmente trasladados a los consumidores en forma de precios más altos.
La decisión de excluir estos productos responde a una doble presión: por un lado, las advertencias del sector tecnológico sobre el impacto económico de las medidas y, por otro, los signos de un enfriamiento notable en el estado de ánimo de los consumidores.
Este mismo viernes se conoció que la confianza del consumidor en EE. UU. cayó por cuarto mes consecutivo, alcanzando su segundo nivel más bajo desde 1952, según la más reciente encuesta de la Universidad de Michigan. El índice general se redujo en un 11 %, reflejando un sentimiento generalizado de preocupación ante la volatilidad económica derivada de las políticas arancelarias.
“Esta caída fue, al igual que la del mes pasado, omnipresente y unánime en todas las edades, niveles de ingresos, niveles educativos, regiones geográficas y afiliaciones políticas”, señaló Joanne Hsu, directora de la encuesta, en un comunicado. El informe destaca que el temor a un encarecimiento de productos importados, especialmente en tecnología y bienes de consumo, ha generado incertidumbre sobre el rumbo económico del país.
Si bien los aranceles impuestos por Trump fueron justificados como una medida para frenar lo que considera prácticas comerciales desleales por parte de China, economistas y analistas del comercio exterior han advertido que su aplicación sin excepciones podría afectar gravemente el mercado interno y la competitividad de las empresas estadounidenses.
La exención de estos productos electrónicos sugiere una estrategia más matizada por parte de la administración Trump, que intenta proteger sectores clave de la economía sin renunciar a su retórica de confrontación comercial con el gigante asiático.
No obstante, algunos expertos advierten que la medida podría ser insuficiente para revertir la tendencia negativa en la percepción de los consumidores. “Aunque la exclusión de dispositivos tecnológicos ayuda a evitar un golpe directo al bolsillo de los ciudadanos, la percepción general de incertidumbre económica persiste”, indicó Marc Goldstein, analista de políticas comerciales del Peterson Institute for International Economics.
La política arancelaria de Trump ha sido uno de los pilares de su plataforma económica desde su primer mandato, caracterizada por una postura dura frente a China. Sin embargo, el costo político y económico de estas medidas comienza a evidenciarse con más fuerza en los indicadores de opinión y en los datos económicos recientes.
Por ahora, el alivio arancelario para la industria tecnológica podría ser visto como un intento de amortiguar los efectos colaterales de una guerra comercial que, lejos de cesar, parece continuar escalando en otros frentes.