El informe de ejecución presupuestal correspondiente a febrero de 2025, presentado por el Ministerio de Hacienda, reveló una preocupante desaceleración en la inversión del Gobierno de Gustavo Petro. La ejecución de recursos para proyectos de inversión alcanzó apenas el 2,1 %, menos de la mitad de lo registrado en el mismo periodo de 2024, lo que pone en evidencia serios problemas de gestión y planeación en el manejo de las finanzas públicas.
El presupuesto aprobado para 2025 es de $523 billones, aunque la base real de ejecución se reduce a $511 billones debido al congelamiento de $12 billones relacionados con la Ley de Financiamiento. De estos recursos aplazados, el sector de Hacienda es el más afectado, con $3,7 billones retenidos, seguido por Trabajo ($2,8 billones), Transporte ($1,5 billones) y Defensa ($922.000 millones).
El director general de Presupuesto Público, Jairo Alonso Bautista, explicó que la mayor parte del aplazamiento se concentra en el gasto de funcionamiento, con $7,5 billones congelados, mientras que la inversión se ha visto impactada con $4,4 billones. Sin embargo, el bajo nivel de ejecución de la inversión no se explica exclusivamente por estos recortes, sino también por la lentitud en la contratación y la falta de claridad en la asignación de recursos por parte del Gobierno.
Un arranque lento en la inversión pública
Durante el primer bimestre del año, los compromisos acumulados del Presupuesto General de la Nación (PGN) alcanzaron el 20,3 % de los recursos apropiados, equivalente a $106 billones. Solo en febrero, las obligaciones presupuestarias sumaron $39,1 billones (9,5 % de la apropiación vigente), mientras que los pagos realizados fueron de $38,2 billones (9,3 %).
Bautista destacó que las entidades han iniciado 2025 contratando rápidamente, con compromisos presupuestales que alcanzan los $94,2 billones (excluyendo el servicio de la deuda), lo que representa un 18,4 % por encima de lo registrado en febrero de 2024. No obstante, el ritmo de ejecución de inversión sigue rezagado. «El funcionamiento arrancó más o menos en línea, pero la inversión viene muy rezagada y eso está explicado, básicamente, porque el rezago presupuestal está copando las prioridades de las entidades en los primeros meses», afirmó el funcionario.
Sectores con mayor y menor ejecución
El informe de Hacienda también evidenció disparidades en la ejecución presupuestal entre los distintos sectores. Las carteras de Minas y Energía (18,6 %), Salud (13,9 %) y Educación (13,3 %) mostraron los niveles más altos de ejecución de recursos. En contraste, los sectores con menor dinamismo fueron Transporte (2,1 %), Ciencia, Tecnología e Innovación (1,7 %) y Deporte y Recreación (0,9 %).
El rezago en la inversión, según el MinHacienda, fue especialmente evidente en enero y aunque en febrero se observó una leve mejora, la expectativa es que esta tendencia persista en el corto plazo. «Se ha obligado el 58,1 % del rezago comprometido y se ha pagado el 36,8 %. Los sectores que han hecho mayor aplicación de ese rezago son Hacienda, Comercio, Industria y Turismo y Educación, mientras que Vivienda, Planeación y Ambiente se encuentran en el fondo de la tabla», puntualizó Bautista.
Un problema estructural
El bajo nivel de ejecución de la inversión pública en el Gobierno de Gustavo Petro refleja una problemática que ha sido recurrente desde el inicio de su administración: la dificultad para traducir sus planes de gasto en acciones concretas. La burocracia, la incertidumbre jurídica en la contratación y la falta de claridad en la gestión de los recursos han afectado la capacidad del Ejecutivo para ejecutar su política de inversión.
Además, la incertidumbre generada por el aplazamiento de recursos debido a la no aprobación de la reforma tributaria limita la capacidad del Gobierno para planear el gasto a largo plazo. Aunque el Ministerio de Hacienda prevé que la ejecución de la inversión se acelere en el transcurso del año, la tendencia de los primeros meses sugiere que podría persistir un rezago significativo.
La falta de inversión en sectores clave como infraestructura, ciencia y tecnología también podría tener repercusiones en el crecimiento económico y la generación de empleo. Si el Gobierno no acelera la ejecución presupuestal en los próximos meses, podría enfrentar críticas por su incapacidad de materializar sus compromisos de inversión, afectando su credibilidad y capacidad de gestión.
Con estos indicadores, el Gobierno de Petro se enfrenta a un desafío crucial: demostrar que su discurso de transformación social y económica puede materializarse en resultados tangibles. De lo contrario, el rezago en la inversión pública podría convertirse en un obstáculo insalvable para sus promesas de cambio.