Trump llama a la calma tras imposición de aranceles y asegura: “Es un gran momento para comprar”
El presidente de EE.UU. intentó calmar a los mercados y a los ciudadanos tras el inicio de su política arancelaria más agresiva en décadas, asegurando que la economía saldrá fortalecida.
En medio del arranque oficial de los mayores aranceles comerciales impuestos por Estados Unidos en más de un siglo, el presidente Donald Trump envió un mensaje de tranquilidad a los mercados financieros y a los ciudadanos, asegurando que “todo va a salir bien” y que este es un “gran momento para comprar”.
La publicación fue realizada el miércoles a través de las redes sociales del mandatario, poco después de la apertura de los mercados, que inicialmente reaccionaron con incertidumbre frente a la entrada en vigor de los nuevos gravámenes. No obstante, tras el mensaje presidencial, los principales índices bursátiles comenzaron a repuntar. El Dow Jones Industrial Average y el S&P 500 pasaron a terreno positivo, mientras que el Nasdaq 100 amplió sus ganancias, en lo que analistas interpretaron como una señal de que la Casa Blanca sigue de cerca el comportamiento de los mercados ante la medida.
“Estados Unidos será más grandioso y mejor que nunca”, reiteró Trump, buscando reforzar la narrativa optimista con la que ha defendido su agenda económica proteccionista.
Los aranceles, que afectan cientos de productos importados, fueron anunciados como parte de la estrategia de la administración para revitalizar la industria manufacturera estadounidense y presionar a los socios comerciales a renegociar términos más favorables para EE.UU. En respuesta, países como China han implementado medidas recíprocas, lo que ha elevado el riesgo de una guerra comercial a gran escala.
En declaraciones a Fox Business durante la misma jornada, Jamie Dimon, presidente ejecutivo de JPMorgan Chase & Co., apoyó parcialmente el enfoque de Trump al afirmar que fijar aranceles y renegociar acuerdos “puede tener sentido en ciertos contextos”. Sin embargo, también advirtió que una recesión “es un resultado probable” si las medidas se mantienen por largo tiempo sin ajustes o contrapesos fiscales y monetarios.
Trump, sin embargo, omitió referirse a ese vaticinio y destacó únicamente el respaldo parcial de Dimon. Mientras tanto, miembros de su gabinete buscaron reforzar la idea de que la política económica de la Casa Blanca prioriza a los trabajadores y empresarios comunes, en contraposición a los intereses del gran capital financiero.
“El presidente está concentrado en Main Street. Es el turno de Main Street de contratar trabajadores, de impulsar la inversión y de restaurar el Sueño Americano”, aseguró Scott Bessent, secretario del Tesoro, durante su intervención en la Cumbre de la Asociación Americana de Banqueros en Washington.
La administración también ha señalado que las reducciones tributarias que Trump planea implementar próximamente ayudarán a mitigar los efectos negativos de los aranceles y estimularán el crecimiento económico.
En paralelo, se espera que en los próximos días inicien negociaciones bilaterales con socios estratégicos como Japón, Corea del Sur, la Unión Europea e India, con la posibilidad de reducir o eliminar los nuevos gravámenes a cambio de concesiones en regulaciones y comercio. No obstante, los analistas advierten que la situación aún es volátil.
Peter Tchir, director de estrategias macroeconómicas de Academy Securities, señaló que los comentarios del presidente pueden verse como una señal de confianza, pero instó a mantener la cautela: “Necesito ver algunos detalles. La gente de la administración ha estado diciendo que no nos dirigimos hacia una recesión, pero no están haciendo nada al respecto”, afirmó.
Persiste la incertidumbre
Pese al tono tranquilizador del presidente, la incertidumbre en torno a los efectos económicos de la medida persiste. La escalada arancelaria ha encendido alarmas en distintos sectores industriales, especialmente en aquellos que dependen de insumos importados y exportaciones sensibles a las represalias internacionales.
Analistas coinciden en que el desenlace de esta política dependerá de la capacidad del gobierno para traducir su presión comercial en acuerdos concretos sin desatar un conflicto prolongado con grandes socios comerciales, especialmente China, cuyas medidas de represalia ya han comenzado a impactar exportaciones clave estadounidenses como la soya, el maíz y los automóviles.
Por ahora, la administración Trump sigue apostando a la confianza del consumidor y a un discurso nacionalista que promete beneficios a largo plazo. Pero si el repunte bursátil de hoy es más que un efecto momentáneo, dependerá, según los expertos, de las decisiones que la Casa Blanca adopte en los próximos días para respaldar su retórica con medidas efectivas y sostenibles.