Los que más sufrirían este incremento serían el maíz, la soja y el arroz, que ya han tenido subidas. Mientras que el trigo, el café y el cacao serían los menos afectados.
El fenómeno climático de El Niño podría causar un incremento de hasta un 9% en los precios de los alimentos hacia finales de 2023, según un informe del Banco Central Europeo (BCE). La entidad destacó que este evento, conocido por sus impactos en los patrones climáticos globales, podría extenderse con alta probabilidad hasta el primer trimestre de 2024.
El BCE advirtió que existe una probabilidad del 99% de que El Niño se manifieste en el último trimestre de este año, con un 66% de posibilidad de que sea de gran intensidad. Aunque su fuerza exacta aún es incierta, los efectos ya se prevén significativos en los mercados de alimentos básicos.
Impacto en productos clave
El análisis señala que los precios de productos agrícolas como el maíz, la soja y el arroz serán los más afectados, registrando incrementos más pronunciados. Estos cultivos ya han experimentado alzas en los últimos meses debido a las expectativas de menores cosechas en regiones sensibles a las condiciones climáticas extremas. En contraste, el trigo, el café y el cacao presentarían aumentos más moderados.
Además, el informe subraya que el efecto inflacionario de El Niño no es inmediato: los mayores impactos en los precios podrían observarse hasta 16 meses después de su inicio.
Un fenómeno histórico de impacto global
El BCE recuerda que El Niño ha sido históricamente uno de los principales factores detrás de la inflación en los mercados de materias primas durante las últimas seis décadas. Este fenómeno climático altera las precipitaciones y temperaturas en diversas partes del mundo, afectando directamente la producción agrícola y, por ende, los precios globales.
Perspectivas futuras
Con una probabilidad del 95% de que El Niño persista hasta marzo de 2024, los economistas advierten que los efectos en los precios de los alimentos podrían prolongarse, especialmente en países que dependen de importaciones de productos básicos. Este escenario podría exacerbar la inflación alimentaria, representando un desafío adicional para las economías globales en un contexto ya marcado por presiones inflacionarias.