En un importante operativo contra el tráfico de bienes patrimoniales, la Policía Nacional incautó 144 piezas arqueológicas en las veredas Corinto y El Diamante, del municipio de Saladoblanco, Huila.
La operación, desarrollada en coordinación con la Fiscalía General de la Nación, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) y con apoyo del Ejército Nacional, logró la captura de dos personas presuntamente implicadas en la extracción y comercialización ilegal de estos objetos.
Los detenidos enfrentan cargos por daño en bien ajeno agravado sobre objetos de interés científico y patrimonio cultural de la Nación, así como por receptación. Sin embargo, a pesar de la gravedad del delito, fueron dejados en libertad tras ser presentados ante un juez de la República.

El uso de redes sociales para el tráfico ilegal
Las investigaciones revelaron que los presuntos implicados utilizaban sus redes sociales para exhibir las piezas arqueológicas y atraer compradores, aprovechando su imagen como influencers en plataformas digitales. Según estimaciones de las autoridades, estas piezas podrían alcanzar un valor de 432 millones de pesos en el mercado negro colombiano, mientras que en el extranjero, cada una podría venderse por hasta 5.000 dólares.
El coronel Carlos Eduardo Téllez Betancourt, comandante de la Policía en Huila, destacó que este operativo hace parte de la estrategia «Turismo Seguro», con la cual buscan frenar la comercialización ilícita de bienes culturales y proteger el patrimonio histórico del país.
El impacto del saqueo arqueológico en la identidad nacional
El tráfico de bienes arqueológicos representa un daño irreversible para la historia y la memoria de Colombia. Al extraer ilegalmente estas piezas, se pierden datos cruciales sobre las sociedades que habitaron el territorio, dificultando su estudio y el entendimiento de sus procesos sociales, económicos y religiosos.
La Ley 397 de 1997 establece que los bienes arqueológicos son inembargables, imprescriptibles e inalienables, y su alteración, comercialización o exportación no autorizada puede acarrear multas de hasta 500 salarios mínimos legales vigentes.
Las autoridades hicieron un llamado a la ciudadanía para denunciar el tráfico de patrimonio arqueológico, subrayando que la incautación de estas piezas fue posible gracias a información suministrada por habitantes de la región.
A pesar del éxito de la operación, la decisión judicial de dejar en libertad a los implicados genera dudas sobre la efectividad de las sanciones y la capacidad del Estado para proteger un patrimonio que es clave para la memoria histórica de la nación.