Aquí no se puede seguir pagando por no matar: María Fernanda Cabal lanza dura crítica al asistencialismo de Petro
Durante su intervención en la Convención Bancaria, la senadora y precandidata presidencial advirtió que el país está al borde del colapso institucional y económico por culpa del populismo, la impunidad disfrazada de paz y un Estado que premia al criminal en lugar de al ciudadano honesto.
Con la firmeza que la caracteriza, la senadora y precandidata presidencial del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, no se guardó nada en su intervención durante el foro La voz de los Presidenciables, realizado en el marco de la Convención Bancaria de Asobancaria.
Desde el corazón del sector financiero del país, Cabal levantó la voz contra lo que considera una amenaza para la estabilidad institucional, económica y moral de Colombia: el gobierno de Gustavo Petro.
“Petro es peor que el COVID”, sentenció sin rodeos. “Está destruyendo la economía y poniendo en riesgo la credibilidad internacional. La economía es vida, y sin responsabilidad fiscal se condena al más pobre”. Su afirmación se da luego del desplome de los bonos de deuda pública por el anuncio del Ejecutivo de flexibilizar la regla fiscal. Para Cabal, esta medida no es solo un error técnico: es una bomba contra la confianza inversionista.
Con un tono directo, la líder opositora trazó lo que sería su ruta de gobierno, comenzando por recuperar la seguridad sin concesiones ni eufemismos.
“La política pública de seguridad no puede estar sometida ni ser subalterna a diálogos ni a acuerdos de paz. La seguridad debe ser una política de Estado, pactada con las Cortes y el Congreso. No puede depender de tutelas ni de acuerdos con criminales que han mutado en estructuras transnacionales”, afirmó ante un auditorio atento y expectante.
Cabal no titubeó al calificar al ELN como “una organización de sociópatas”, rechazando de plano que se le dé estatus político. “¿A qué hora le dimos estatus a la barbarie?”, se preguntó. Y fue aún más lejos: propuso la eliminación del delito de rebelión. “Aquí el delito de rebelión debe desaparecer. ¡La paz se impone, no se negocia!”.
Contra el asistencialismo y la farsa ambiental
Otro de los ejes de su discurso fue la crítica al modelo de subsidios y asistencialismo que, según ella, incentiva la informalidad, el desgano y la corrupción. “No se puede seguir pagando por no matar, mientras las víctimas siguen esperando justicia. Colombia necesita seguridad, vías, crédito y un modelo que premie al que trabaja”.
En esa línea, defendió la inversión privada como motor del desarrollo, y condenó lo que considera un doble discurso del presidente Petro en materia ambiental.
“Petro habla de la lucha contra el cambio climático pero no se baja de su avión. Ese contrasentido refleja la clase de ecópata que es”, expresó con ironía y contundencia.
Cabal se mostró firme en su defensa del sector energético tradicional, argumentando que el país no puede caer en el fundamentalismo ecológico. “El gas natural y el GLP han sido una bendición para millones de colombianos. Hay que abrir subastas energéticas a 30 años. No podemos volver a cocinar con leña por culpa del fanatismo ambiental”.
Gobierno pequeño, meritocracia grande
“Tenemos que recuperar el mérito en el servicio civil. Gente del perfil para estar en el gobierno. Tenemos que reforzar la seguridad ante la coyuntura actual que vive el país”, reclamó. Para Cabal, el Estado debe ser más pequeño, pero más eficiente, enfocado en facilitar el desarrollo y no en entorpecerlo con burocracia ideologizada.
“Estoy en la Convención Bancaria para hablarle al país de propuestas de un Estado más pequeño, de lucha contra la corrupción y de oportunidades”, manifiestó.
La senadora no perdió la oportunidad de cuestionar el manejo de los recursos destinados a la paz y la inversión social en los territorios. “No debe haber privilegios en un acuerdo ‘de paz’. ¿Qué hicieron con la plata para los territorios afectados por la violencia? Más de $44 BILLONES que no se ven por ninguna parte”.
Un mensaje de orden y esperanza
El cierre de su intervención fue una declaración de intenciones con tono desafiante pero esperanzador: “Colombia es más que Petro y lo superaremos juntos”. Y lanzó su aspiración con determinación: “Si es la voluntad de Dios, seré la primera mujer presidente de este país para devolverle el orden a este país, para combatir la corrupción, para premiar el mérito y desterrar la mediocridad”.
Con los gurús del sector bancario escuchando, los mercados atentos y una ciudadanía dividida, la senadora dejó en claro que su apuesta no es por moderación ni consensos ilusorios. Es por el orden, la autoridad y una Colombia que no se rinde.