Las divisiones internas entre facciones disidentes de las FARC, en medio de las conversaciones de paz con el gobierno, han desencadenado una serie de enfrentamientos y actos criminales en la región. Los municipios de Neiva, Tello, Baraya y Colombia se encuentran en alerta máxima, mientras la Defensoría del Pueblo advierte sobre el creciente riesgo para la población civil.
Las divisiones internas entre las facciones disidentes de las FARC, en medio de las negociaciones de paz con el gobierno colombiano, están provocando un alarmante aumento de la violencia en el departamento de Huila. Este incremento en la actividad armada está afectando gravemente a los habitantes de la región y comprometiendo la estabilidad de uno de los corredores clave para el narcotráfico en el país.
La Defensoría del Pueblo de Colombia emitió una “alerta temprana” el pasado 27 de agosto, advirtiendo sobre el incremento de la violencia en Huila, específicamente en los municipios de Neiva, Tello, Baraya y Colombia, donde la situación ha alcanzado niveles de riesgo extremadamente altos. Las facciones en conflicto, especialmente los frentes Jorge Darío Gutiérrez e Iván Díaz del Bloque Jorge Suárez Briceño, vinculados al Estado Mayor Central (EMC), han intensificado sus acciones criminales, lo que agrava aún más la crisis en la región.
El Huila: corredor estratégico bajo amenaza
Huila ha sido históricamente una ruta de tránsito crucial para el tráfico de drogas, conectando con los departamentos de Caquetá, Meta, Tolima, Cundinamarca y Bogotá. En lo que va del año, se han reportado 17 incidentes relacionados con explosivos, algunos de los cuales detonaron causando estragos, mientras que otros fueron desactivados a tiempo por las autoridades. Estos eventos reflejan la creciente inestabilidad en una zona donde la violencia, el reclutamiento forzado, la extorsión y el secuestro son actividades recurrentes por parte de las disidencias.
El EMC, una de las principales facciones disidentes de las FARC que surgió tras el acuerdo de paz de 2016, ha tomado control de varias áreas del Huila, restringiendo la movilidad ciudadana y cometiendo graves violaciones a los derechos humanos. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), el acceso humanitario se ha visto limitado en Huila, así como en los departamentos vecinos de Caquetá y Meta, donde el movimiento de civiles también se encuentra restringido.
Un informe de OCHA, publicado el 3 de septiembre, advierte sobre el rápido deterioro de la situación humanitaria en áreas donde anteriormente no se registraban conflictos de esta magnitud. Las comunidades afectadas viven bajo la constante amenaza de la expansión de los frentes del EMC, que han comenzado a reclutar menores en las zonas rurales y a consolidar su control territorial, lo que aumenta las violaciones de derechos humanos y la inseguridad para la población.
Facciones en guerra: traiciones y nuevos enfrentamientos
La escalada de violencia en Huila es un reflejo de las profundas divisiones dentro del EMC. El 21 de agosto, la facción Amazonas del EMC, liderada por Néstor Gregorio Vera Fernández, alias “Iván Mordisco”, emitió un comunicado a través de la red social X (anteriormente Twitter), declarando «el inicio de enfrentamientos militares con los renegados», en referencia a los frentes Jorge Darío Gutiérrez e Iván Díaz, que continúan negociando con el gobierno.
Iván Mordisco rompió las conversaciones con el gobierno en marzo de este año, calificando a los miembros del EMC que todavía participan en los diálogos de paz como traidores. Desde entonces, la violencia ha escalado tanto en las áreas controladas por Mordisco como en aquellas bajo el control de los frentes que mantienen contacto con el gobierno. En marzo, el grupo liderado por Mordisco anunció la creación de un nuevo frente que operaría en los departamentos de Huila, Tolima y Quindío, marcando el inicio de una fase más violenta en la región.
Según Juana Cabezas, investigadora del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), Huila ha pasado a ser un punto estratégico para la logística y las comunicaciones de Mordisco, conectando las regiones occidentales y orientales del país. Este corredor es ahora escenario de cruentos enfrentamientos entre las facciones del EMC y otros grupos armados, intensificando la violencia que afecta tanto a civiles como a actores estatales.
El futuro del Huila: un departamento en crisis
La creciente militarización del Huila está poniendo en peligro a decenas de miles de personas. En abril, la Defensoría del Pueblo emitió una alerta que estimaba que 102.000 personas en dos municipios del departamento estaban en “riesgo inminente” de sufrir violaciones de derechos humanos debido a la expansión de las facciones rebeldes. Un informe posterior, del 4 de julio, reveló que el reclutamiento forzado de menores en la frontera entre Huila y Cauca se ha incrementado considerablemente, lo que agrava la crisis humanitaria en la región.
Antes de la firma del acuerdo de paz en 2016, el Huila era controlado en su mayoría por las FARC, pero el tratado que buscaba desactivar el conflicto ha dejado un vacío de poder que ahora es explotado por disidencias como el EMC. “Antes de los acuerdos de paz, la zona estaba totalmente controlada por el bloque del sureste y, después de los acuerdos, era donde había menos conflicto entre grupos armados”, comentó Cabezas. “Ahora, la situación es de máxima alerta”, advirtió la investigadora.