Rosa Villavicencio, nueva canciller: sin dominio del inglés, chavista convencida y defensora de Maduro
Su nombramiento revive el debate sobre la ideologización del servicio exterior colombiano y la cercanía del Gobierno Petro con el régimen venezolano. Cabal advierte: «¡El amor de los socialistas por los genocidas dictadores es patológico!»
En medio de la crisis diplomática generada por el contrato de los pasaportes y la salida anticipada de Laura Sarabia de la Cancillería, el Gobierno nacional designó este lunes 7 de julio a Rosa Yolanda Villavicencio Mapy como nueva canciller encargada. Aunque su nombramiento es provisional, en la práctica podría extenderse por tiempo indefinido, como ha ocurrido con otros altos cargos del Ejecutivo bajo el mandato de Gustavo Petro.
La hoja de vida de Villavicencio ha generado fuertes reacciones, no solo por su limitado manejo del idioma inglés —lengua esencial en el ámbito diplomático—, sino por su abierto respaldo al régimen de Nicolás Maduro y su pasado como activista chavista. Su perfil ha sido catalogado por la oposición como un símbolo más de la deriva ideológica del gobierno de Petro en materia de relaciones exteriores.
Una militante ideológica
Rosa Villavicencio no es diplomática de carrera. Es activista, petrista de línea dura, especialista en Cooperación Internacional para el Desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid y tiene un máster en Migración y Relaciones Intercomunitarias. Fue secretaria general de América España Solidaridad y Cooperación (Aesco), una ONG de afinidad con el pensamiento bolivariano.
En 2013, tras la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez, Villavicencio escribió un artículo titulado “Mi último artículo”, en el que exaltó al líder del socialismo del siglo XXI. “Chávez ha muerto y nos deja grandes enseñanzas para no repetir la historia”, escribió. “No bajar la cabeza, no ser lacayo de nadie y dirigir nuestro destino con nuestros errores y aciertos… Eso no tiene reversa, le duela a quien le duela”.
En redes sociales también ha sido defensora del régimen de Nicolás Maduro. En 2018, cuando el entonces precandidato presidencial Alejandro Gaviria cuestionó la legitimidad de las elecciones venezolanas, Villavicencio no dudó en atacarlo públicamente: “Qué ligero de opinión. Malintencionada y perversa […] qué poco demócrata es usted”, escribió, defendiendo los resultados electorales en Venezuela, a pesar de que el propio Maduro se negó a mostrar actas y observadores internacionales denunciaron irregularidades.
Dudas sobre su idoneidad
Más allá de sus posturas ideológicas, uno de los aspectos que más ha generado controversia es su falta de dominio del idioma inglés. Según la hoja de vida publicada por Presidencia en abril de 2025, la ahora canciller encargada afirmó que habla inglés “regular”, lo lee bien, pero lo escribe también “regular”. En un contexto internacional donde el inglés es la lengua franca de la diplomacia, su perfil resulta preocupante para diversos sectores.
Desde su paso como coordinadora de ‘Colombia Nos Une’ —un programa del Ministerio de Relaciones Exteriores enfocado en los colombianos en el exterior—, Villavicencio ha estado vinculada a labores relacionadas con cooperación y migración, pero nunca había ostentado la jefatura de la diplomacia nacional.
Ahora, al frente de la Cancillería, deberá enfrentar la presión de múltiples frentes, incluido el polémico contrato de los pasaportes que provocó la salida de Sarabia. Aún se desconoce si Villavicencio firmará el convenio entre la Cancillería y la Imprenta Nacional que permitiría reactivar el proceso contractual con Thomas Greg & Sons luego de septiembre.
Reacciones y advertencias
La senadora María Fernanda Cabal, una de las voces más críticas del Gobierno, no tardó en pronunciarse sobre el nombramiento. En su cuenta de X (antes Twitter), escribió:
“La nueva canciller de Petro. ¡Calculen! El amor de los socialistas por los genocidas dictadores es patológico. Ya estará alistando sus primeros acercamientos a Maduro para rendirle honores”.
Cabal ha insistido en que esta designación es otra evidencia del alineamiento ideológico del Gobierno Petro con dictaduras como la venezolana y cubana, y advirtió que el futuro de la política exterior de Colombia podría verse subordinado a agendas de carácter político-partidista.
Con este nombramiento, Gustavo Petro continúa confiando las riendas del país a figuras con fuerte carga ideológica, mientras crece la incertidumbre sobre la capacidad técnica de su gabinete. Las críticas no cesan, y la oposición exige claridad: ¿está el Gobierno priorizando la diplomacia profesional o premiando la lealtad política, incluso si implica acercamientos con regímenes señalados de violar derechos humanos?
Por ahora, Villavicencio es canciller encargada, pero como ya es costumbre en este gobierno, los encargos terminan siendo permanentes. Y con ello, la política exterior colombiana se sigue redefiniendo, entre la improvisación, el dogmatismo y los fantasmas del autoritarismo regional.