El terremoto de magnitud 7,7, el más fuerte en Myanmar en un siglo, también dejó más de 3.408 heridos y 139 desaparecidos.
El devastador terremoto de magnitud 7,7 que sacudió Myanmar el viernes ha dejado hasta ahora 1.644 muertos, según el último balance de las autoridades. La ciudad de Mandalay, la segunda más grande del país, es una de las zonas más afectadas, con más de 2.300 edificios derrumbados, incluyendo viviendas y templos.
Además, el sismo ha causado más de 3.400 heridos y ha dejado 139 desaparecidos. La mayoría de las líneas telefónicas quedaron fuera de servicio y varias ciudades han sufrido cortes de energía. En la capital comercial, Yangon, los residentes solo tienen electricidad por cuatro horas al día.
Equipos de rescate de China, India y Rusia han llegado para colaborar en la búsqueda de sobrevivientes, mientras que países como Estados Unidos han ofrecido ayuda de emergencia. Ante la gravedad de la situación, el gobierno ha solicitado apoyo internacional, una medida poco común por parte de la junta militar.
Las autoridades también informaron que más de 600 monasterios, 300 pagodas y 60 escuelas en Mandalay resultaron destruidos. Algunas autopistas y presas en el Alto Myanmar también presentan daños significativos.
Mientras tanto, en el norte de Tailandia, las autoridades buscan a decenas de desaparecidos tras el derrumbe de un rascacielos en Bangkok. Se han reportado nueve muertos y alrededor de 100 personas siguen sin localizarse. La ciudad ha ordenado inspecciones de seguridad en edificios y hospitales afectados por el sismo.
El gobierno tailandés ha declarado el terremoto como un desastre mayor y coordina operativos de rescate. Se han habilitado refugios temporales y se han cerrado algunos servicios ferroviarios por seguridad. Las bolsas de valores y futuros de Tailandia suspendieron operaciones debido a las evacuaciones.
Las autoridades continúan evaluando los daños y monitoreando la situación para garantizar la seguridad de la población en ambas naciones afectadas.