Uribe Londoño, del luto a la competencia: precandidato presidencial deberá demostrar liderazgo en foros del partido
El exsenador Miguel Uribe Londoño, padre del asesinado senador Miguel Uribe Turbay, entra como precandidato presidencial del Centro Democrático, en igualdad de condiciones, pero con los primeros desafíos por cumplir en la agenda interna.
El asesinato del senador Miguel Uribe Turbay no solo estremeció al país, sino que también abrió un inesperado capítulo político. Apenas semanas después del magnicidio, su padre, Miguel Uribe Londoño, de 79 años, exsenador y figura de la política bogotana, fue anunciado como precandidato presidencial del Centro Democrático, en un movimiento que mezcla dolor personal, simbolismo político y un claro mensaje: “Callaron a Miguel, pero no podrán callar la voz de millones”.
Un ingreso en igualdad de condiciones
Desde el partido han sido claros: Uribe Londoño entra en igualdad de condiciones que los demás aspirantes. Tendrá la responsabilidad de someterse a la consulta interna, participar en los foros programáticos, debates y recorridos regionales que el Centro Democrático realizará de cara a la definición de su candidato presidencial para 2026.
Sin embargo, ya incumplió sus dos primeras apariciones programadas el fin de semana, algo que ha generado interrogantes sobre su capacidad para enfrentar el ritmo de una campaña exigente y de alto impacto mediático.
¿Homenaje o estrategia?
El regreso del veterano dirigente es visto por sus seguidores como un acto de resiliencia y continuidad del legado de su hijo, mientras sectores ciudadanos observan con recelo lo que consideran el uso del duelo como motor político.
“La campaña se está construyendo sobre el duelo y la rabia, no sobre propuestas renovadoras”, advirtió un columnista de El País, reflejando el sentir de críticos que cuestionan si un proyecto nacido en medio del dolor podrá trascender emocionalmente hacia propuestas sólidas.
El reto de convencer más allá de la tragedia
Uribe Londoño ha enfocado su discurso en la seguridad y el combate frontal a la criminalidad, temáticas que han recobrado fuerza tras el asesinato de su hijo. No obstante, analistas señalan que deberá demostrar liderazgo propio, firmeza y resultados en los escenarios internos para no ser percibido solo como un símbolo.
Mientras tanto, Colombia observa con atención un camino que promete debate: ¿será recordado como el padre que honró a su hijo y transformó el dolor en propuesta, o como un aspirante que no logró sostener el ritmo que exige el país?
Por ahora, Uribe Londoño tiene ante sí el reto de pasar de la emotividad a la acción, de la memoria a las propuestas, en un proceso interno que será decisivo para su futuro político.


















