La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal advirtió que Gustavo Petro busca perpetuarse en el poder con una Constituyente ilegítima. “Colombia está en peligro”, afirmó tras el discurso del presidente en Ibagué, donde activó su plan político para convocar el poder constituyente.
Colombia vive un momento político de máxima tensión. Las palabras pronunciadas por el presidente Gustavo Petro en Ibagué encendieron todas las alarmas: el mandatario convocó a sus seguidores a “ponerse en modo constituyente” para recoger más de dos millones y medio de firmas que permitan impulsar una Asamblea Nacional Constituyente. La propuesta, presentada como una vía “del pueblo para el pueblo”, ha sido interpretada por amplios sectores como un intento directo de alterar el orden constitucional y perpetuar su poder más allá del mandato actual.
“Es el pueblo el soberano, y el pueblo decidirá”, declaró Petro ante un público entusiasta. En su discurso, delineó un plan que, en la práctica, busca que un futuro Congreso —“lleno del liderazgo popular y no de los politiqueros”, según sus palabras— apruebe la ley que permitiría la convocatoria de una Constituyente.
Lo que inquieta a los analistas y a la oposición es que Petro habló de un proceso que eludiría los controles institucionales previstos por la Constitución de 1991. Según explicó, el pueblo, mediante la recolección de firmas, presentaría directamente la ley que reglamenta la Constituyente, y el Congreso solo podría aprobarla “sin modificarla”. En palabras del propio mandatario: “La ley del pueblo, para que sea realmente del pueblo, es que se convoque al pueblo a elecciones para elegir una Asamblea Nacional Constituyente”.
El tono y el contenido del discurso despertaron una inmediata y contundente reacción de la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal, quien advirtió sobre el peligro que enfrenta la democracia colombiana. En un mensaje publicado poco después, Cabal aseguró:
“Hoy Colombia está en peligro. Lo advertí en ‘La democracia en peligro’: Gustavo Petro busca atornillarse en el poder con una Constituyente ilegítima, sin sustento constitucional ni respaldo ciudadano. El narcotráfico, las guerrillas y las bandas criminales están hoy del lado del poder con Petro. Esto no es una diferencia política. Es la defensa de la democracia. Defenderla exige determinación y acción desde ya”.
Las palabras de Cabal resuenan como una alerta temprana sobre una deriva autoritaria que, en su visión, se está consolidando bajo el amparo del discurso populista del gobierno. Para la senadora, el país se encuentra frente a un escenario donde los grupos ilegales y las estructuras criminales —que en otros tiempos desafiaban al Estado— hoy encuentran afinidad ideológica y política con quienes ocupan el poder.
Y no se trata de una preocupación menor. La referencia de Petro a un Congreso “de los paracos y los corruptos” se lee como un ataque frontal a las instituciones representativas, mientras propone reemplazarlas por una asamblea que él mismo define como “de gente del pueblo”. La promesa de que “no se necesita una nueva Constitución, sino cumplir la actual” encubre, según críticos, un proyecto más profundo: tomar el control total del aparato institucional y neutralizar los contrapesos que limitan su poder.
Varios constitucionalistas han advertido que no existe actualmente un marco legal que permita convocar una Constituyente sin la participación formal del Congreso y sin control de la Corte Constitucional, lo que convierte el planteamiento presidencial en un desafío directo al Estado de derecho. En términos jurídicos, la propuesta se situaría fuera de los cauces legítimos previstos por la Carta Política.
El contexto no podría ser más delicado. Mientras el país enfrenta una escalada de violencia en varios departamentos, con estructuras del ELN, disidencias de las FARC y bandas narcotraficantes disputando territorios, el discurso presidencial parece acercar simbólicamente a esos sectores al poder central. Cabal lo expresó con dureza: “El narcotráfico, las guerrillas y las bandas criminales están hoy del lado del poder con Petro”.
Su advertencia recuerda los oscuros episodios de la historia latinoamericana, donde gobiernos que comenzaron invocando la soberanía popular terminaron derivando en regímenes autoritarios. “Muchos que callaron por años ahora opinan sin entender el riesgo real”, agregó la senadora, apuntando a una parte de la élite política e intelectual que, según ella, subestima la gravedad de lo que está ocurriendo.
El llamado de Cabal no es solo una denuncia, sino también una convocatoria a la acción cívica y política. “Defender la democracia exige determinación y acción desde ya”, enfatizó, marcando el tono de una oposición que se perfila más combativa frente a lo que considera un proyecto de concentración de poder sin precedentes.
Mientras tanto, el discurso de Petro en Ibagué marca un punto de quiebre. Ya no se trata solo de un debate sobre reformas sociales o económicas, sino de una batalla por el alma institucional de Colombia. El presidente ha dejado claro que busca “poner al pueblo en modo constituyente”, y su principal opositora, María Fernanda Cabal, ha respondido sin ambigüedades: “Colombia está en peligro”.
El país, dividido y expectante, enfrenta un momento definitorio. La pregunta que queda abierta es si las instituciones resistirán el embate o si, como teme Cabal, Colombia se encamina hacia una ruptura constitucional sin precedentes en su historia democrática.


















