En ocho meses de 2025, Colombia registró 132 miembros de la fuerza pública asesinados, más de 7.000 casos de extorsión y cerca de 26.000 hurtos. Para María Fernanda Cabal, la “paz total” no trajo reconciliación, sino desorden, miedo e impunidad. Su propuesta: devolver la autoridad, el respeto y la seguridad a los colombianos.
Colombia atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente.
Mientras el gobierno insiste en vender una “paz total” que no se refleja en las calles ni en los campos, las cifras del propio Ministerio de Defensa revelan una realidad distinta: 132 miembros de la fuerza pública asesinados, 537 heridos, 7.245 casos de extorsión y 25.782 hurtos solo entre enero y agosto de 2025.
A esto se suman ataques como el camión bomba en Cali y el derribo del helicóptero policial en Amalfi, donde murieron trece uniformados.
Para María Fernanda Cabal, senadora y precandidata presidencial, estos números no son simples estadísticas: son la radiografía del fracaso de una política que confundió diálogo con debilidad y paz con impunidad.
“Mientras el gobierno habla de reconciliación, los colombianos entierran a sus policías y soldados. La paz total es un eslogan vacío que le costó la vida a quienes defienden la patria”, afirma con contundencia.
Cabal, quien ha hecho de la defensa de la institucionalidad su bandera, sostiene que el país vive bajo una falsa sensación de serenidad mientras los criminales se fortalecen. “El Estado se retiró de los territorios y dejó que la ilegalidad dictara las normas. Esa es la realidad que nadie en el poder quiere reconocer”, asegura.
El diagnóstico que plantea la senadora es duro: un Ministerio de Defensa debilitado por la improvisación —con dos ministros en ocho meses—, una fuerza pública sin respaldo y una ciudadanía asfixiada por la extorsión y el miedo.
“Hoy los colombianos pagan por seguridad privada, cambian sus rutas por temor a un hurto y viven con miedo de hablar. Esa no es paz, es resignación”, señala.
Frente a ese panorama, su propuesta es clara y se resume en tres palabras que han marcado su discurso: “Poner orden en la casa.”
No como consigna política, sino como un plan de reconstrucción del país. “Orden significa autoridad, justicia y respeto. No puede haber libertad sin orden, ni orden sin autoridad”, explica.
Su visión de gobierno parte de fortalecer las instituciones, respaldar a la fuerza pública, restablecer la inteligencia militar y judicial, y cerrar los espacios de impunidad que hoy favorecen al crimen.
“Los violentos no necesitan más mesas de diálogo, necesitan la acción firme del Estado. El ciudadano necesita sentir que su gobierno lo protege, no que negocia con sus victimarios”, dice Cabal.
La senadora propone un retorno al orgullo nacional y al respeto por los símbolos patrios como reflejo de esa reconstrucción moral. “La autoridad no es represión, es responsabilidad. Un país que no se respeta a sí mismo está condenado al caos”, agrega.
El llamado final de Cabal es directo: “Colombia no puede seguir confundiendo tolerancia con debilidad. Hemos visto lo que cuesta la paz total: vidas, miedo, desorden. Es hora de recuperar la autoridad, de proteger a quienes nos cuidan y de devolverle al país la dignidad perdida.”
Y concluye con el mensaje que define su campaña:
“Poner orden en la casa no es solo una frase. Es una misión. Y empieza eligiendo un liderazgo que no tema decir la verdad ni ejercer la autoridad.”
					

















