Embajada de Petro en Haití: $3.600 millones para 73 colombianos mientras prepara más impuestos
La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal denunció el millonario gasto en una sede diplomática que cuesta más de $83 millones mensuales, mientras el Gobierno insiste en una nueva reforma tributaria para exprimir a los ciudadanos.
El gobierno de Gustavo Petro sigue acumulando cuestionamientos por su manejo del presupuesto nacional. Esta vez, la denuncia proviene de la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal, quien reveló los costos exorbitantes de la más reciente sede diplomática inaugurada en Haití, un país sumido en la violencia, la pobreza y la inestabilidad política.
Según la investigación presentada por la congresista, la apertura de esta embajada tuvo un costo inicial de USD 597.800, lo que equivale a $2.401.326.732 a precios actuales. A este monto se suma un gasto anual de mantenimiento de USD 304.280, es decir, $1.222.274.503, lo que representa una carga mensual de más de $83 millones de pesos para el erario.
Todo este desembolso está destinado a atender a tan solo 73 colombianos residentes en Haití, con una planta de 4 funcionarios diplomáticos, lo que se traduce en un costo superior al millón de pesos por cada connacional.
Un gasto inútil en medio de una crisis nacional
“Esto no es eficiencia ni diplomacia, es despilfarro del presupuesto que debería destinarse a seguridad, salud, educación y vivienda para los colombianos”, señaló Cabal en tono crítico, cuestionando la falta de prioridades del Ejecutivo.
La senadora contrastó este gasto con la realidad de un país golpeado por la inflación, el desempleo y la falta de oportunidades, donde el mismo gobierno prepara una nueva reforma tributaria para sacar más dinero de los bolsillos de los ciudadanos. “Mientras el presidente malgasta en embajadas para pagar favores políticos, los colombianos de a pie están siendo exprimidos con más impuestos”, advirtió.
Haití: ¿diplomacia o clientelismo?
Más allá de la cuestionable cifra, la apertura de esta embajada en Haití deja al descubierto el trasfondo político de las decisiones del presidente Petro. Haití es un país que atraviesa una de sus peores crisis humanitarias y de seguridad, con pandillas armadas controlando amplias zonas de su capital, Puerto Príncipe, y sin un Estado funcional que garantice mínimamente la estabilidad.
“¿Qué sentido tiene abrir una embajada en un país al borde del colapso, con menos de cien colombianos residentes, y en donde incluso la seguridad de los propios diplomáticos estaría en riesgo?”, se preguntó la congresista, sugiriendo que la decisión responde más a intereses ideológicos y compromisos políticos internacionales que a una estrategia seria de política exterior.
Una política exterior costosa y sin resultados
La embajada en Haití no es un hecho aislado. Desde el inicio de su mandato, Petro ha ordenado la apertura de varias sedes diplomáticas nuevas, en países que tienen una mínima relación con Colombia, lo que ha disparado el gasto de la Cancillería en tiempos de estrechez fiscal.
Para Cabal, esto responde a una política exterior que busca afianzar lazos con gobiernos afines ideológicamente, a costa de los recursos de los colombianos. “Mientras en las regiones la gente clama por seguridad, mientras miles de familias no tienen acceso a vivienda digna y los hospitales están en crisis, Petro gasta millones de dólares en embajadas que no generan beneficios reales para el país”, subrayó.
Los colombianos pagan el derroche
La indignación crece entre la opinión pública, pues mientras el Gobierno insiste en que la caja fiscal está vacía y que se requieren nuevos tributos para financiar programas sociales, sigue destinando recursos a iniciativas cuestionadas por su baja rentabilidad social y económica.
El cálculo es claro: cada colombiano residente en Haití le cuesta al país más de un millón de pesos mensuales en gastos de representación diplomática, una cifra absurda si se tiene en cuenta que la gran mayoría de ciudadanos en Colombia no recibe siquiera ese monto en subsidios o apoyos directos.
La advertencia de Cabal
La senadora y precandidata presidencial concluyó su denuncia con un mensaje contundente: “Colombia no puede seguir financiando los caprichos ideológicos de un presidente que desprecia las necesidades reales de la gente. Aquí no se trata de fortalecer la diplomacia, se trata de pagar favores políticos con el dinero de los contribuyentes. Petro es un derrochador que pretende tapar su mala administración sacando más impuestos a los colombianos”.
Un debate que apenas comienza
Con esta denuncia, Cabal pone nuevamente sobre la mesa la discusión sobre la política fiscal y diplomática del actual gobierno. El costo de la embajada en Haití se convierte en símbolo del despilfarro de recursos en un país que atraviesa una grave crisis económica y social.
Lo que queda claro es que, mientras Petro pide más sacrificios a los ciudadanos, el Estado sigue gastando sin control en proyectos que poco o nada aportan a las urgencias nacionales. La pregunta que queda en el aire es inevitable: ¿hasta cuándo los colombianos seguirán pagando el precio de los excesos del gobierno de Gustavo Petro?


















