Armero quedó marcado por la violencia política y la tragedia. El 9 de abril de 1948, en medio del caos tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el padre Pedro María Ramírez Ramos fue linchado por una turba que lo acusó de apoyar al partido Conservador.
Décadas después, el 13 de noviembre de 1985, la erupción del Nevado del Ruiz sepultó el pueblo bajo el lodo, dejando más de 20.000 muertos. Con el tiempo, surgió la leyenda de una maldición lanzada por el sacerdote antes de morir, aunque testigos afirman que sus últimas palabras fueron de perdón.




El padre Pedro María Ramírez Ramos, hoy beato de la Iglesia Católica, Nació en La Plata, Huila, en 1899. Fue ordenado sacerdote en 1931 y llegó a Armero en febrero de 1948. Era un hombre austero, piadoso, y profundamente comprometido con su vocación.


El padre Ramos fue asesinado brutalmente en Armero el 10 de abril de 1948. Su historia mezcla fe, odio político, juicio popular, una profecía… y una tragedia que estremeció a Colombia décadas después.


El 9 de abril, tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el país ardió en violencia. En Armero, una turba enfurecida lo acusó —falsamente— de haber instigado el crimen y de esconder armas en la iglesia para los conservadores.


Ese día, el padre Pedro NO había predicado. Pero los odios políticos y el anticlericalismo eran gasolina en plena chispa. Se le hizo un “juicio popular”, improvisado, infame, sin pruebas ni defensa. Lo declararon culpable y lo condenaron a muerte.

Le ofrecieron huir. Se negó. “El pastor no abandona a sus ovejas”, dijo. Lo sacaron a la fuerza del templo. Lo golpearon, lo arrastraron por las calles, lo asesinaron y luego profanaron su cuerpo. Su cadáver fue arrojado a las afueras del cementerio. Nadie se atrevía a tocarlo.


Nadie… excepto un grupo de mujeres señaladas como prostitutas del pueblo. Fueron ellas quienes recogieron su cuerpo, lo lavaron, lo envolvieron en una sábana y lo sepultaron con respeto. Un acto de humanidad que la historia no debe olvidar.


El padre Pedro había dicho una frase profética días antes: “En Armero no quedará piedra sobre piedra…” Muchos se burlaron de sus palabras…. Pero 37 años después, esa profecía resonó con fuerza.


El 13 de noviembre de 1985, el volcán Nevado del Ruiz entró en erupción. Una avalancha de lodo y lava arrasó con el pueblo de Armero. Más de 25.000 personas murieron. Armero desapareció del mapa. Pero ocurrió algo que asombró a muchos: El prostíbulo del pueblo quedó intacto….Y varias de aquellas mujeres que, décadas antes, habían enterrado al padre Pedro… sobrevivieron.


Y aún más: La tumba del padre Pedro, donde fue sepultado por aquellas mujeres marginadas, no fue tocada por la avalancha. Ni el barro ni la lava la alcanzaron. ¿Destino? ¿Justicia divina? ¿Coincidencia? Lo cierto es que el mártir despreciado fue honrado por las que el pueblo condenaba. Y cuando todo fue destruido, ellas y su gesto fueron salvados.


En 2017, el papa Francisco beatificó al padre Pedro María Ramírez Ramos como mártir in odium fidei. Su historia, ignorada por muchos, es parte esencial de la memoria de Colombia. Hoy su vida nos habla de la fuerza del testimonio, del odio que mata, de la fe que sostiene, y de los misterios que aún estremecen la historia.


Información y fotografías: @monicasaadex